Luis del Olmo: “Pudo más el amor al micrófono que la idea de irme a Buenos Aires por miedo a los ter
- EDGAR MELCHOR / MARCOS MARTÍN
- 8 mar 2018
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Luis del Olmo (Ponferrada, 1937) es la radio en sí, la voz que ha acompañado y acompasado millones de vidas anónimas durante más de medio siglo. Siendo estudiante, abrió el micrófono en Radio Juventud de Ponferrada y ya entonó su carrera poco después, en 1973, en Radio Nacional de España (RNE), con el magacín Protagonistas. Este espacio acabaría siendo su sello de identidad más tarde en la COPE, Onda Cero, Punto Radio y finalmente, de nuevo en RNE, donde despidió a sus oyentes en diciembre del 2013. Con un total de 12.000 entregas, Del Olmo se convirtió en el gran protagonista del programa más longevo de la historia del país. Entre fecha y fecha, el periodista radiofónico también lo ha pasado mal, sobrevivió a ocho conatos de asesinato terrorista en los años 2000, por lo que estuvo a punto llevar a su familia a Argentina. Decidió no hacerlo porque él quería “cuidar de la radio” mientras a él lo cuidase “la policía que los ejecutivos pusieron” a sus órdenes. Después de todo, aquí está recorriendo el país con la poesía en la boca y dando los “Buenos días, España” a quien más quiere.
Le dijo ‘adiós’ a la radio en diciembre del 2013 delante del micrófono de RNE, donde empezó a dar sus primeros pasos. ¿Qué se le pasó por la cabeza en esa emotiva despedida?
Que tenía que llegar tarde o temprano el momento de decir “adiós”. Cumplí ya mi objetivo: el estar cincuenta años en la radio. Lo pensé mucho, pero tuve que tomar esa decisión, que fue la más dura que he tomado sin duda, el cerrar la puerta ya definitivamente a eso que tanto he querido durante tantos años.
¿Cuál es el mejor momento que recuerda?
Tendría que contarlos por miles los mejores momentos. Cada vez que sonaba la radio y decía “Buenos días, España”, ese era mi mejor momento, se repetía cada 24 horas cuando saludaba a los oyentes de Protagonistas.
“Ha merecido la pena vivir”, dijo en una entrevista hace unos años. Siendo la radio su amor, ¿la vida le sigue teniendo el mismo sentido?
Claro, porque desconecté de la radio, pero conecté con el mundo de la poesía. Ahora estoy dando vueltas a España con un gran barítono y un gran pianista, y estoy recordando a los poetas y me divierto mucho, me entretiene mucho, vuelvo a tener un micrófono, que no una radio, pero sí un micrófono para que me atiendan los oyentes de los pueblos y de las ciudades de España.
También tiene una sección de poesía en el programa de televisión de Javier Cárdenas, Hora punta. ¿Qué tal esa experiencia?
Es un entretenimieto más, y eso me divierte, y, sobre todo, me hace feliz recordar a los Machado y a toda la familia de poetas que tenemos.
¿Qué hubiese pasado si en vez de escoger el camino de la radio, del periodismo, hubiese escogido ser facultativo de minas? Ponferrada, de donde es usted, era una tierra de minas. Todos los chicos se dedicaban a eso. Era trabajo asegurado entonces.
Hubiera sido también feliz, lo que pasa es que se metió la radio en medio y aquello era muy atractivo, el ir a la emisora y dirigrise a los oyentes bercianos cada día. No me arrepiento de haber tomado esa decisión.
Desde el principio se pelearon por usted. Recuerdo sus inicios en Radio Asturias y La Voz de León. ¿Antes, había más oportunidades que ahora, o es que ahora somos demasiados?
Pues tú lo has dicho, ahora somos demasiados para tan pocas oportunidades para abrir un micrófono en la radio. Por eso, los que os iniciáis ahora en el mundo de la radio quizás tengáis que luchar más, pero con entusiasmo, al final, lo vais a conseguir. Animo a todos los jóvenes que se inician en el mundo de la comunicación, por muchos problemas que encuentren, que resistan, que al final van a triunfar porque el mundo de la comunicación y el de la radio quizás es el más hermoso que uno puede encontrar.
¿Qué quiere decir con que a los 22 años le cambió la voz?
Eso pertenece al capítulo de las anécdotas, cuando era joven, cuando estaba en los estudios de Radio Juventud de Ponferrada, me decían que tenía una voz de pito, que a ver si conseguía tener una voz más fuerte, y un amigo me recomendó: “Fuma mucho y ya verás cómo pones una voz de hombre”, y yo “vale, vale”. Craso error porque si hubiera continuando me hubiera roto la voz.
A lo largo de los años, en 'Protagonistas', y en toda su trayectoria, dio más importancia a la historia que a quien la contaba, el entrevistado, daba igual su posición social o su nombre. ¿Se ha perdido eso?
Hay que continuar buscando historias en la gente, sin duda. Algunos te pueden fallar, pero a medida que vas haciendo entrevistas, vas recogiendo experiencias. La entrevista es una asignatura fantástica del hombre y de la mujer de la radio. La entrevista es la que te documenta, la que te informa, la que te abre el libro de la vida y del conocimiento.
Le echaron de la radio en una ocasión, de Radio Nacional de España (RNE) en Barcelona y a dedo, al poco tiempo volvió con su programa en esa misma cadena.
Aquello fue una triste anécdota, una anécdota negra. Le pareció mal al director que yo hubiera hecho una entrevista a un tipo que despotricó contra los medios y contra la propia emisora, y me sancionaron durante un tiempo, no me echaron, pero volví con más fuerza a la radio.
¿Ha empeorado la manipulación de los medios públicos en nuestro país?
Dios te libre de manipular lo que haces en la radio porque eso se nota enseguida y los oyentes te rechazan. Los oyentes no son tontos y saben cuándo los estás manipulando y engañando. Hay que alejarse de la manipulación porque tarde o temprano la gente se da cuenta y te pasa factura.
¿Cree que tanto Televisión Española (TVE) como RNE tienen un poco de eso por parte del Gobierno, usted lo nota como oyente?
Radio Nacional y TVE, en este momento, disfrutan del mejor instante de su vida profesional. Durante mi tiempo de trabajo, no tuve ningún problema con los directores, me dieron absoluta libertad y ahora hay una libertad más importante todavía, no se entiende una radio sin libertad que esté manipulada y dirigida desde los despachos. Si no encuentras a un profesional que se juegue el bigote cada día contando la verdad y nada más que la verdad, eso tiene poco futuro.
¿Sigue creyendo en el periodismo de hoy en día como lo hacía antes?
Yo creía en el periodismo y en la radio, y continúo creyendo en este momento, porque si no crees en la radio, duras un momento, nada más. La radio hay que quererla y creerla. Si la quieres y la crees a pies juntillas, al final, la radio te devuelve todo el esfuerzo que tú le entregues, pero siempre con honestidad, con fuerza y, por supuesto, sin ninguna inquietud por parte de la dirección, que te imponga lo que tengas que contar a los oyentes, si es así, la radio dura un instante.
¿Qué escucha en la radio diariamente?
Escucho a todos los compañeros, desde Carlos Herrera hasta Carlos Alsina. Escucho los domingos la Cadena SER y cada día la COPE y Onda Cero. Para mí, cualquier emisora es buena, cualquiera tiene algo que seleccionar y algo que escuchar. Cuando comencé en Ponferrada, había una sola emisora, hoy hay siete, siete oportunidades para escuchar y para trabajar también.
¿Qué le falta a la radio española?
A la radio española no le falta nada. La radio española es la radio más importante que se hace en el mundo, yo que conozco la radio americana o la radio europea. Nuestra radio tiene grandes profesionales que se documentan antes de acercarse al micrófono, y no se trata de robar ideas de los compañeros, sino de tener iniciativas propias. La radio de España en este momento tiene unos profesionales que son la envidia de cualquier radio de otra parte del mundo.
¿Volverá a haber otro Luis del Olmo en las ondas de nuestro país?
Hay muchos personajes de referencia en este momento. No tiene por qué surgir otro Luis del Olmo. Luis del Olmo tuvo su estilo y su manera de hacer radio, y ahí ha quedado. Pero cada profesional tiene que tener su personalidad para enganchar y para ser del oyente alguien incondicional que le siga por las mañanas, por las tardes, por las noches o de madrugada.
Cuando le estafaron esos 15 millones de euros que había ganado durante tantos años, ¿la traición es más grande porque te lo había hecho un amigo o por el dinero que habías perdido?
Esa es la mala suerte con la que me encontré en mi profesión, me encontré con un compañero que me traicionó y que, al final, tiene que dar parte a la Justicia. Es una anécdota negra. Aquellos compañeros que quieran ser, además de profesionales de la radio y que puedan dirigir económicamente sus medios, tienen que cuidar quién es el colega que se encarga de su economía si no quiere llevarse un susto.
Ha sobrevivido a ocho intentos de ataques terroristas entre junio y diciembre del año 2000 (Comando Barcelona), por entonces España vivía una época muy convulsa. ¿Estábamos peor o mejor que ahora en general?
España en este momento no tiene que envidiar a ningún otro país. El terrorismo ha sido una página negra con la que nos encontramos, pero afortunadamente eso ya es historia. El mundo del terrorismo y de los canallas etarras no tiene nada que ver. Intentaron cercenar el mundo de la comunicación a través de aquella radio que nacía con todas las libertades, pero al final no lo consiguieron. El terrorismo nunca gana. Pero si tienes la mala suerte que tuve yo de encontrarme de cara con el terrorismo, pues tienes que aguantar, y tienes que rezar si sabes rezar y si tienes amor por el Dios poderoso.
En una ocasión, por ejemplo, asesinaron a un policía en la puerta de su casa. ¿Llegó a temer por su vida?
Sí, claro claro, porque estuve muy amenazado, estuvieron a punto de conseguir su objetivo, al final no lo consiguieron gracias a los medios que me puso el Estado para que no llegaran los terroristas a mí y afortunadamente tuve gente que cuidó de mi vida. Yo cuidaba de la radio y de mí cuidaba la policía que los ejecutivos pusieron a mis órdenes.
Estuvo a punto de emigrar a Buenos Aires. ¿Qué le hizo cambiar de opinión?
Pudo más la querencia de ir a la radio que el miedo. Afortunadamente, esa idea que tenía de llevar a mi familia e irme con todo lo puesto a Buenos Aires por miedo a los terroristas... pudo más el amor al micrófono y los deseos de continuar cada mañana dando los “Buenos días, España”. Afortunadamente, así se solucionó.
Hoy en día es la situación en Cataluña lo que llena la mayor parte del tiempo. ¿Cómo ve la situación?
La esperanza que tenemos todos, que el sentido común nos entre por fin a todos los que vivimos en esta hermosa tierra y podamos resolver los problemas que hay en este momento. Los que amamos Cataluña, y gracias al sentido común que en el fondo tenemos todos los que vivimos en este rincón de España, resolveremos los problemas de Cataluña, que, más temprano que tarde, se van a resolver.
Si pudiese abrir los micrófonos, ¿a qué personaje se dirigiría y qué le diría?
Al personaje que desde Madrid dirige España, que cuide un poquito mejor y más a Cataluña, y Cataluña resolverá sus problemas. A Cataluña hay que amarla desde el mundo de la política, del espectáculo, del deporte, etcétera. Es una tierra hermosa en todos los sentidos. Hay algunos ciudadanos que están equivocados con esta Cataluña, pero tarde o temprano entenderán su error y volverán a amarla como la amaron siempre.
¿Y con qué palabra definiría el momento que atraviesa usted personalmente?
Es un momento feliz, en el que añoro lógicamente los años mozos de mi profesión, pero afortunadamente el sentido común me dice que ahora me toca un tiempo para cuidar de mis hijos, de mis nietos y de mis amigos, y es lo que hago.
¿Hay algún radiofónico como usted en la familia?
Sí, uno de mis hijos es un amante del mundo de la radio y está trabajando en la radio.
Usted que tiene 80 años, ¿sigue aprendiendo?
Sí, sigo aprendiendo y echando un vistazo cada día a los diarios, escuchando la radio, y, sobre todo, escuchando a los amigos. Aprender a vivir es compartir esperanzas y compartir tiempos con los oyentes y con los amigos que te encuentras en la calle.
¿Se suele encontrar con mucha gente que lo reconoce por la calle?
Afortundamente, sí. Hay mucha gente que me tiene mucho cariño y que me recuerda momentos fantásticos de la radio de mis amores.
Una película.
No soy muy peliculero, pero en el fondo me gustaría también tener un guion para hacer una película de mi vida, y estoy seguro que podría ser importante. Pero ahora, en mi vida, me llenan los poemas y los romances.
Un libro de poesía entonces.
El Poema del cante jondo, o el Romancero gitano, de Federico García Lorca… es uno de los libros de cabecera, porque a mí todos los poemas que sean con sentimiento, con verdad, con “cante jondo”, que diría el otro, me interesan y procuro difundirlos.
¿Lee poesía actual?
Leo todo lo que sea poesía, pero los poetas de ayer son los que me llaman la atención y los que me entretienen y me alimentan más.
Una canción.
Cualquier canción mexicana, que me encantan... Sigo siendo el rey, por ejemplo.
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