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María Castro: “Si algún día soy profe, no se me caerán los anillos”

  • EDGAR MELCHOR / MARCOS MARTÍN
  • 30 jun 2016
  • 9 Min. de lectura

Algunos la seguiréis recordando por su papel como Pauliña en la ya mítica serie de la Televisión de Galicia Pratos combinados; para otros, es la Jesi del Duque en Sin tetas no hay paraíso... y para una persona en especial es, desde hace poco, y será, para siempre, su mamá. María Castro Jato (Vigo, 1981) transmite esa felicidad que lleva por bandera una infinita sonrisa, pero ahora el 'cascabel' suena con más entusiasmo si cabe... Con las ideas muy claras y con los pies en el suelo, no olvida su pasado y vive uno de sus mejores momentos como actriz. Voz sincera y firme para hablarme de su teatro, del teatro de la vida, el más difícil de encarnar. Luces, cámara y acción...

Lo primero, enhorabuena por ser mamá, ¿por qué le pusisteis Maia?

Muchas gracias. Maia es un nombre gallego, por eso se lo pusimos, para hacer honor a mi tierra y, además, significa cosas muy bonitas: aparte de ser María en ruso y en hebreo, es la estrella que más brilla; la niña de los Maios, la primera que lleva las flores en la procesión del 1 de mayo... Al ser un nombre gallego me hacía especial ilusión.

Veo que eres muy receptiva a la hora de enseñarnos cómo evolucionaba tu embarazo, por las redes sociales, el blog... Ahora que ha nacido tu hija, ¿vas a preferir seguir mostrándonos tu día día o guardar su privacidad?

Mostraba el día a día en relación a mis hábitos saludables de vida o deportivos. Incluso a través del blog, todas aquellas cosas que yo voy aprendiendo que a lo mejor a otra persona le puedan ser útiles en mi estado, o sin ser en mi estado, como manualidades, bricolaje... Pero, lo que sí mantendré siempre como lo he hecho hasta ahora es la privacidad de mi vida más íntima. Mi niña, por supuesto, no saldrá... sí saldrán, a lo mejor, sus pies o sus manos, pero nunca su cara. Y con relación a mi pareja, creo que la he sacado dos veces desde hace tres años que estamos juntos porque lo que no quiero es mostrar mi vida, hacer un 'show de Truman' de mi vida, vamos.

¿De dónde sacas todo ese positivismo que siempre llevas dentro?

Soy así, no lo saco de ningún sitio porque simplemente creo que he nacido así. Desde pequeña, me decían que era el cascabel o la alegría de la casa... es mi forma de ver la vida, pienso que quejarse no sirve de mucho. Cuando uno le da a la vida una sonrisa, se la devuelve también. Entonces, como mínimo, si tú saludas a una persona sonriendo, casi seguro te va a devolver una sonrisa. Hay que intentar ir siempre con la cabeza bien alta y con una sonrisa puesta... al mal tiempo, buena cara.

¿Cuál es la chispa de tu profesión?

La incertidumbre... no económica, que es la parte que menos nos gusta, el saber dónde vas a acabar mañana o dentro de una semana, pero sí el saber qué personaje te va a tocar en el proyecto siguiente, cómo lo vas a encarnar, en quién te vas a inspirar, cómo va a mirar, cómo va a caminar, cómo va a pensar... cada personaje es un mundo, entonces te ayuda a ponerte en la piel de otra persona. Poder crear cada día un personaje nuevo en cada proyecto es muy alentador y divertido.

Yo nunca te noté el acento gallego, ¿nunca lo tuviste o lo corregiste de alguna manera?

En Galicia, los vigueses quizás tenemos menos del que se entiende por acento gallego, se nota más en el coruñés, en el lucense o en el ourensano, que sí que es un poco más marcado y es el que nos suelen imitar. El acento vigués es como más cantarín. Pero, de todas maneras, yo cuando llegué a Madrid, por supuesto que se me notaba, entonces tuve que hacer un trabajo de dicción y de vocalización para cambiar un poco la acentuación inicial que tenía. Al principio, me sentía muy extraña, no me costó hacerlo pero sí me sentía muy extraña, porque sabía que no hablaba con la naturalidad con la que solía hablar... aunque sonase bien, yo me sentía en un cuerpo y en una voz extraños. Pero, poco a poco, me fui acostumbrando, ahora es un chip que me salta. Es más, cuando tengo que poner acento gallego hablando en castellano, me tengo que esforzar en hacerlo. La película que acabo de hacer hace muy poquito, 22 ángeles, es con acento gallego. Porque si es en gallego con acento gallego es sencillo, pero con acento gallego en castellano, se me escapa ya más la naturalidad madrileña, entonces sí que tuve que hacer un esfuerzo para acordarme exactamente de cuáles son nuestros dejes en las preguntas, sobre todo a la hora de preguntar, que es cuando más se nos caza a un gallego, pero bueno, se consigue, se consigue (risas).

Haciendo referencia a la serie Seis hermanas, ¿a quién consideras como tu familia en el mundo de la interpretación?

La familia la vas creando poco a poco, no podría quedarme con una serie en la que me he sentido en familia, sino que en muchas series he encontrado personas que me llevo para mi vida, para mí para siempre. Con mis 'hermanas', sí que he hecho un vínculo muy especial, somos seis mujeres muy diferentes, en la vida real también, no solo en los personajes, pero, sin embargo, nos complementamos muy bien y no ha habido ni la primera discusión entre nosotras. La verdad es que yo tenía miedo porque siendo seis mujeres tan distintas, en el día a día, tantas horas... a veces estás muy cansada y tenía miedo a lo que a lo mejor podría surgir de ahí, yo no soy problemática, pero hay gente que tiene más carácter que otra y podría haber enfrentamientos... nada, nada, ni el primero. De hecho, yo, de momento, he terminado el rodaje por maternidad, y seguimos en contacto viéndonos mucho fuera y a través del grupo de WhatsApp. En esta profesión conoces a mucha gente muy diferente y, de toda la que conoces, mucha se convierte en compañera y una poquita se convierte como en amiga de verdad y te la quedas para siempre.

¿La fama ha cambiado a la María Castro que veíamos como Pauliña en la serie de la TVG Pratos combinados a la que vemos hoy en día?

¿La fama? No, creo que simplemente eso depende de la persona, de la formación que te hayan inculcado tus padres... mis padres me enseñaron a ser persona antes que actriz. La fama es un efecto secundario de mi trabajo, pero no es mi objetivo ni lo que más me llena, por supuesto. Lo que más me llena es lo que te digo... encarnar personajes nuevos cada día, pero no el reconocimiento de la gente por la calle, el ser conocida, que se agradece muchísimo que la gente te dé cariño, pero ese no es mi objetivo. Porque también sé que ese reconocimiento, esos regalos que te hacen y esos tratos especiales por ser famosa o conocida... no son porque tú seas especial, son simplemente porque tú en ese momento eres conocida y famosa y es un intercambio... pues yo te dejo entrar en mi restaurante y te invito porque tú me lo vas a poner en redes sociales. No es en lo que debemos apoyarnos la gente que nos dedicamos a esto, nos tenemos que apoyar en que amamos nuestro trabajo, no en las consecuencias del trabajo en sí.

¿Y es incómodo que la gente, cuando vas por la calle, te pare?

Hay situaciones en las que te gustaría que no fuese así simplemente porque, a lo mejor, son momentos más íntimos para ti. Se me ocurre, por ejemplo, cuando estoy con mis sobrinos, que me cuesta más atender a la gente, que la atiendes igual, pero lo haces con un poco más de pesar porque estás con los tuyos y no quieres restarles tiempo... yo tampoco los veo tanto. Y yo qué sé, si estoy en la cabalgata de los Reyes Magos por ejemplo, pues quiero ser la madrina que más caramelos coja, y entiendo que si la gente viene a hacerse una foto, la tengo que hacer, pero suele ser muy respetuosa... yo nunca me he visto envuelta en una situación molesta o incómoda. La gente es un poco consciente de que vivimos con ello y sabe respetar aquellos momentos en los que a lo mejor no debe 'molestar', entre comillas. Pero, la verdad es que suelen ser muy cariñosos conmigo, me dan un montón de cariño y atención por la calle, me preguntan no solo por los personajes y por las tramas, sino también por mí, por cómo me encuentro... toda la gente se volcó mucho durante mi embarazo tanto en redes como a título personal.

¿Aún te siguen recordando por las calles por el papel de Pauliña del que hablábamos?

En Galicia, la Pauliña no me la quita nadie, imposible. Ya pude ser la Jessi del Duque (Sin tetas no hay paraíso), la Trini (Vive cantando)... que Pauliña de Pratos combinados no me la quita nadie. Incluso en Madrid, me encuentro con gallegos que me dicen “oye, yo ya te veía en Pratos combinados” (con acento gallego)... madre mía, ya llovió porque tenía 19 años y ahora tengo 34... imagínate, ha llovido bastante.

Hablando un poco de tu pasado, tú estudiaste INEF... incluso empezaste Periodismo si no me equivoco, ¿lo acabaste?

Estudié primero INEF y después hice Magisterio en Madrid, iba a hacer los exámenes y volvía, quería quedarme con la doble formación de secundaria y de primaria. Luego, empecé Periodismo en una escuela privada de Madrid, lo que pasa es que ya me fue muy imposible compaginarlo con el teatro y con la televisión, lo dejé un poco apartado, estoy en tercero, y ahí se va a quedar porque no me da el tiempo para más.

¿Alguna vez pensaste en cómo sería tu vida si siguiese el camino de la enseñanza y no el de actriz?

Creo que sería igual de feliz porque la felicidad ya no va tan inmersa en lo que te dedicas sino que va dentro de ti. Hay que saber disfrutar de las pequeñas cosas, disfrutar de lo que ya posees y no anhelar lo que no tienes. En este caso, para mí, ser maestra tampoco sería nada traumático porque me encanta la enseñanza, me encantan los niños, y me encanta la docencia, lo que pasa es que la interpretación me llena más y es algo como más rico y más variable para mí. Pero, estar metida en una clase con varios niños a tu cargo me parece también un trabajo precioso. Además, la labor de los maestros es muy importante porque, al fin y al cabo, forman a la base de nuestro país, y, si algún día soy profe, no se me caerán los anillos, desde luego.

¿Ya ejerciste como profe, no?

Sí, sí, ejercí en un instituto de Pontevedra durante un mes y medio más o menos, que fue justo antes de incorporarme a una serie en Madrid, o sea, estaba haciendo casting en Madrid a la vez que estaba dando clase cubriendo una baja porque soy sustituta de la Xunta. En el mes de octubre más o menos, me suelen llamar para ejercer, lo que pasa es que ahora mismo no puedo porque estoy trabajando en Madrid, claro. Llegué a ejercer como dos veces, y la experiencia fue muy gratificante, me gustó mucho, por eso te digo que si tengo que hacerlo algún día, pues feliz lo haré.

He oído hablar que te encantaría encarnar algún día algún musical, ¿con qué musical has bailado, cantado y soñado?

Con todos los que he visto (risas): Moulin Rouge, Fiebre del sábado noche, Mamma mía... me encantan, lo que pasa es que respeto mucho a la gente que se dedica a ello porque son profesionales como la copa de un pino y lo que no me gustaría nunca sería inmiscuirme en algo para lo que no estoy preparada. Entonces, me sigo formando a nivel vocal, porque a nivel corporal sí que, por haber hecho gimnasia rítmica, tienes una base más o menos aceptable, pero a nivel vocal hay que tener no solo mucho control, sino aguante porque son muchas funciones a la semana, tienes que tener mucha fuerza en tu garganta y que la máquina esté muy trabajada. Si algún día llega ese papel, hago aunque sea de nube en el fondo (risas).

Lo que nunca harías es una peli de terror... ¿no?

¿Peli de terror? Sí la haría, lo que a lo mejor me costaría sería verla porque soy una persona muy asustadiza para eso y luego tengo unas pesadillas... Pero sí hice un corto que se llama Miedo con Jaume Balagueró y Mario Casas y me encantó hacerlo porque claro, estás dentro y sabes que todo es mentira, al ver la película luego es otra cosa. Pero sí me animaría a hacer una peli de terror.

¿Qué opción crees que es la mejor para dar más vida a la cultura de este país?

Evidentemente, lo que hay no funciona. Yo en temas políticos nunca me voy a meter, pero simplemente te digo que lo que hay no funciona porque se ha demostrado y se ha trabajado muchísimo en nuestro país... muchos productores no pueden asumir funciones con lo cual los actores no podemos trabajar en ellas y ojalá eso cambie porque si un país no tiene cultura, está muerto.

Zanahoria, pelo Fanta, Naranjito, Pipi Calzaslargas, muchaspecas... ¿qué es lo más bonito que te han dicho?

Pues nada relacionado con mi pelo, sino que soy el cascabel de la casa, eso es lo que más me gusta, y así espero seguir siendo.

Una película.

Crash, de Paul Haggis.

Un libro.

Donde el corazón te lleve, de Susanna Tamaro.

Una canción.

La banda sonora original de la película La misión, de Ennio Morricone.


 
 
 

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