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Lupe de la Vallina: “Mi objetivo es que las personas se olviden de sí mismas”

  • EDGAR MELCHOR / MARCOS MARTÍN
  • 10 mar 2016
  • 9 Min. de lectura

Guadalupe 'Lupe' de la Vallina (Madrid, 1983) apaga la luz de la realidad para verlo todo más nítido. El blanco y negro es el nuevo 'color' de los tiempos que corren... es paradójico que el 'tono del pasado' sea la vanguardia del presente. Y lo es aún más que esta fotógrafa de Jot Down pase a la historia, como ella misma dice, “reflejada en las pupilas de los que pasarán a la historia”. El tiempo... ese que, según Lupe, no quiere ser amigo de la fotografía, no me extraña... lo congela; ese mismo que suena de sintonía de fondo interpretada por un reloj durante la entrevista; ese mismo que hace que, aquí y ahora, sea un servidor el que retrate durante unos minutos a una persona que lleva retratando toda una (corta) vida. -¡Espera, lector! Déjame coger mi cámara, un segundo, espera... - Lupe, ¿preparada?... he aquí el revelado.

Gran parte del éxito de Jot Down radica en sus fotos. ¿Ser fotógrafa de Jot Down, a día de hoy, es lo más de lo más?

Desde luego. Es un honor trabajar en Jot Down y con su fotografía porque tiene una imagen muy buscada, muy cuidada. Las fotos son parte del reportaje, de la entrevista... no diría tan importantes como el texto, pero casi. Es un trabajo que me da una satisfacción enorme como fotógrafa. Pero, también hay otras publicaciones en España que están haciendo cosas interesantísimas, tampoco lo pondría en una competición.

¿Eres muy 'mandona' en las sesiones?

Sí, tengo que serlo. Hay gente que se sorprende, pero, en el fondo, lo agraceden porque posar es algo muy difícil. No estamos acostumbrados y no sabemos qué hacer con nuestro cuerpo, con nuestras manos, con nuestra cara... así que, mi objetivo durante las sesiones es que las personas se olviden de sí mismas cuando están posando. Hay dos aspectos de mi trabajo: por una parte, cuando hago fotos durante una entrevista, y ahí intento ser lo más invisible posible... si se olvidan de que estoy es mucho mejor; por otra parte, cuando yo tengo que hacer posar, ahí es imposible que se olviden de que estoy porque lo que hago es dirigirles, mucho, excepto cuando el que posa es un actor o una actriz, que están entrenados para que su cuerpo diga lo que ellos quieren. A mí, me funciona.

Empezaste en Jot Down por el contenido de tu Flickr... te hablaron por Twitter... ¿qué te dijeron exactamente?

Me preguntaron que qué hacía tal día a tal hora, algo así como: “¿Qué haces mañana a las 12?”. Tuve una entrevista con Leontxo García, un periodista de ajedrez, y querían probarme haciendo retratos. Les dije que sí a todo.

¿Sigue sin haber redacción física en Jot Down?

No, no hay. Cada uno escribe desde su sitio.

¿Es verdad eso de que pones música de fondo mientras retratas a las diferentes personalidades?

Sí, pero depende del tipo de sesión. Cuando no es una entrevista para Jot Down, sino que la sesión es solamente de fotos, me preparo una playlist según el personaje. Desde que he empezado a hacer esto, veo que es muy útil porque ayuda a que la persona se relaje y se olvide un poco de que está posando. Además, nos ayuda a ambos a entrar en el estado de ánimo que quiero transmitir con las fotos y que previamente he pensado teniendo en la cabeza al personaje.

La música la eliges por lo que le vaya mejor al personaje, ¿no?, ¿o buscas una sintonía que sabes de antemano que le pueda gustar a ella o él?

Pienso en el personaje que me inspira la persona. Por ejemplo, con Fernando León, para YoDona, me daba la impresión como si fuera un pirata... o un pirata encerrado en tierra (risas), entonces, cogí un disco de Alela Diane que se llama The Pirate's Gospel, El evangelio pirata, y le puse eso. Para Juan Dávila, un actor, que justo tenía un bigotazo setentero, le puse la banda sonora de True Detective porque aún siendo un cómico, tenía una vena oscura que le quería sacar y la verdad es que respondió bien. La gente siempre responde muy bien.

¿El ejercicio que haces antes de enfrentarte a alguien con tu cámara es muy parecido al de un periodista cuando prepara una entrevista?

No, no. Un periodista tiene que trabajar mucho más que yo porque tiene que saberlo todo sobre el entrevistado. En mi caso, cuando es un personaje famoso, miro todo lo que pueda en internet, sobre todo vídeos para verlo en movimiento porque las fotos, a veces, son muy engañosas, no te dan toda la dimensión de la persona. Y luego, pienso lo que me sugiere a mí, así que mi parte del trabajo es más fácil porque es más sobre mí misma que sobre el personaje. Cuando voy a retratar a alguien que me pide fotos, voy a conocerle antes en persona.

A la hora de trabajar, el asombro es tu materia prima. De todas las personas que has fotografiado, ¿cuál ha sido la que más te ha sorprendido?

Antonio López. La diferencia entre la sorpresa y el asombro es que el asombro perdura. Antonio López no es que me sorprendiera por algo raro, es que me llenó de asombro cómo se parecía a la imagen que proyectaba, siendo mejor todavía. Se me quedó grabada la profundidad y el alcance de su mirada y de sus gestos.

¿Y quién ha sido la persona más difícil de fotografiar?

Anton Corbijn, porque es fotógrafo y lo admiro mucho. Él era muy consciente de lo que yo estaba viendo a través de la cámara, es como si él estuviera intentando hacerse a sí mismo la foto. Estaba muy incómodo; cambiaba constantemente de postura; hacía lo que yo le decía... pero, luego, él hacía otra diferente. Aunque, como es muy bueno, tenía razón, y los cambios que él iba introduciendo mejoraban la foto. Pero, era difícil; de hecho, él no quería que le hiciera fotos durante la entrevista, me lo pidió porque no era capaz de concentrarse.

¿A qué persona nunca fotografiarías?

A nadie. Lo que no haría es fotografiar a alguien con una agenda, o sea, que me digan: “Quiero que me fotografíes a esta persona para que quede mal”. Eso no lo haría.

¿Qué parte del cuerpo te transmite y te gusta más fotografiar?

Las manos (risas). Lo bueno de las manos es que no se asustan. Lo que más me gusta es la cara, pero es lo más difícil. Sin embargo, las manos nunca dan problemas.

¿Y qué es lo que te suelen pedir para Jot Down?

Pues a ver, en una entrevista en Jot Down pueden ir... de memoria te diría cinco o seis imágenes, que ya es mucho más que en otra revista. Lo que pasa es que yo mando muchas fotos, muchos detalles, y hay muchos que no salen porque es necesario que, en algunas imágenes, por lo menos se vea bien al personaje, se le vea la cara, se le vea gesticulando. Sin embargo, en Jot Down, es donde más detalles me sacan. Las manos las empecé a hacer por cuenta propia, pero en Jot Down me animaron a que siguiera.

¿Cuántas fotos haces por cada sesión?

En una entrevista de Jot Down, entre trescientas y setecientas. Es obscena la cantidad de fotos que hago, es horrible (risas).

¿Qué da más juego: el color o el blanco y negro?

El blanco y negro. A lo mejor, es cuestión de gustos, pero cuantos menos elementos tengas, más combinaciones puedes hacer en realidad.

¿Quién podría retratar de la mejor forma posible a Lupe?

(Silencio) Estaba pensando que la gente que más te conoce, quizás, no es la más adecuada para retratarte. A mí, por ejemplo, me cuesta mucho hacerle fotos a mi familia porque les conozco demasiado, y es necesario tener una mirada un poquito extranjera. Quizás, alguien que no me conociera de nada, pero que tuviera mucho interés en saber quién soy de verdad.

¿Qué es lo que la fotografía no puede captar?

(Silencio) La fotografía está constantemente intentando captar lo que se le escapa y el talento o el arte está en conseguirlo, es decir, la fotografía naturalmente no puede captar el tiempo porque es estática... y, sin embargo, te esfuerzas para captar el tiempo. Lo mismo pasa con las emociones.

¿La imagen le ha robado el don de la palabra a la información escrita?

La imagen, a día de hoy, tiene mucha potencia, pero, también creo que nunca se han escrito tantas palabras como ahora.

Que todo el mundo tenga una cámara en su bolsillo, ¿cómo afecta a los fotógrafos?

Me parece fenomenal porque yo soy una intrusa. Estudié Comunicación Audiovisual, pero, luego, mi especialización fotográfica ha sido muy autodidacta, así que, que la gente no tenga una limitación económica para poder hacer fotos, sino que pueda aprender con una cámara barata y desarrollar una mirada fotográfica usando un móvil me parece algo fantástico. No creo que nadie tenga que estar limitado por no poder tener una cámara réflex y un objetivo de primera línea para empezar a intentarlo. En la fotografía, la calidad está en la foto... si alguien puede hacer una foto extraordinaria con una cámara de 'mierda' es un talento.

Pusiste un tuit el día 16 de febrero diciendo: “Llevo pensando hace tiempo que lo que necesita España para salir adelante no es un Gobierno diferente a los anteriores, ni grandes reformas”, ¿qué solución socorrerá la cultura de España?

Me parece que es esencial para los españoles dejar de dedicar tanta energía como dedicamos a la confrontación. Lo que sería bueno es que la clase política, pero mucho más los medios de comunicación y los individuos particulares dirigieran sus fuerzas a partir de lo que tenemos en común y de lo que nos une en vez de dirigirlas a señalar todos los matices que, incluso, separan a la gente dentro de un mismo partido. En la vida real, todos estamos con gente distinta y la potencia que surge de poder ponerse a trabajar sobre lo que sí tenemos en común es muy superior a intentar eliminar toda disidencia. Es evidente cómo esto no se está haciendo en ningún sitio.

¿Compartir lo que hacemos es más importante que disfrutar de lo que hacemos?

Quizás, para mucha gente, sí. Tienen esa compulsión, pero también hay gente, y yo me incluyo entre ellas, para la que compartir algo es el último paso para disfrutarlo. Cuando veo algo muy bueno, voy a un concierto que me encanta o leo un libro que me fascina, lo primero que hago después es ponerme a escribirlo, pero también en privado contárselo a mis amigos... compartirlo es la culminación de disfrutar de algo.

¿Te llevas la cámara a todos los sitios?

No, pero estoy empezando a sacarla de paseo poco a poco.

¿Y eso?

Porque, al principio, me agobiaba, y ahora que ya tengo un ritmo de trabajo más ágil porque muchos procesos se han sistematizado, me lleva menos trabajo y entonces veo que disfruto más yendo con la cámara a todos los sitios.

¿Qué fotos van siempre contigo?

La de mi hijo mayor, que llevo en el móvil. Pero tengo que hacerle una foto a mis dos hijos juntos para llevarlos en el móvil porque cuando el bebé tome conciencia de que no aparece se va a enfadar (risas).

¿Has caído en la fiebre de las 'selfies'?

Cualquier troglodita, si pudiera hacerse fotos a sí mismo, estaría fascinado, porque no nos conocemos, y cada vez que te miras en el espejo, cambias, y estás siempre intentando como pillarte desprevenido. Lo que pasa es que mezclo la idea de 'selfie' con la de autorretrato.

¿No es lo mismo?

García-Alix, en la entrevista que le hicimos en Jot Down, hablaba de la diferencia entre ambos... creo que es una línea muy fina. Ahora bien, hay una cosa que a mí me sorprende muchísimo: a la gente, en internet, le encantan las 'selfies'... yo pongo en mi Instagram fotografías de lugares a los que he accedido, obras de arte, personas fascinantes... y tienen quince 'likes'; pongo una 'selfie', y tiene el triple. Yo no entiendo por qué a la gente le gustan tanto. Es algo como que el mercado de internet demanda y alimenta.

Quizás, sean modas, ¿no?

Creo que a la gente le gusta ver quién está detrás de las cosas que se hacen.

¿Te consideras una fotógrafa con chispa?

Intento buscar lo que nadie ve, ir desarrollando cada vez más mi propia voz y que los encuentros con las personas a las que retrato sean encuentros de verdad. Ahora bien, entiendo que, más o menos, cada fotógrafo busca hacer algo excepcional... porque si no, sería un contable. Todos los fotógrafos que he conocido son excepcionales a su modo, y no lo digo por decir una obviedad, sino porque todos tienen particularidades y son gente con la que estaría horas hablando.

¿Qué fotografía enmarcarías y pondrías en el 'salón' de tu vida?

La que tengo en mi mesilla, que es una de mi marido cuando éramos novios. Él, muy relajado, mirando al infinito, guapísimo (risas)... cuando yo intuía que iba a ser el hombre con el que iba a compartir la vida. La tengo por dos motivos: uno, porque me hace gracia que esa foto se parezca mucho, y no me di cuenta, a la fotografía que hay de mi padre en su casa, que se la hizo mi madre; y, por otra parte, porque todo lo que yo intuía cuando le hice esa foto se sigue cumpliendo. La gente es muy pesimista respecto al amor y respecto a las historias que comienzan, como que la vida adulta siempre te lleva a decepciones, y, para mí, es todo lo contrario. En los asuntos del amor, cuanto más pasa el tiempo, mejor son.

Una película.

Un libro.

Una canción.

(Silencio y, luego, risas) Me haces decidir una cosa dificilísima porque me gusta muchísimo la música... Summertime, de Gershwin.


 
 
 

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